Las creencias autocumplidas pueden elevarnos o limitarnos, dependiendo de en qué dirección se inclina la creencia cuando empezamos.
Considera a alguien que tiene un conjunto de creencias de mejora. Él sale al mundo y se comporta de acuerdo con esas creencias, y las personas a su alrededor responden en función de su comportamiento, realimentando que sus creencias son correctas, y esto las refuerza, lo que por supuesto afecta aún más positivamente su comportamiento, llegándo a tener mayor retroalimentación positiva; esto sigue y sigue a lo largo de su vida, y antes de que sepa siquiera lo que sucedió, su vida está llena de relaciones positivas, ingresos altos, buena salud y todo tipo de experiencias increíbles. Si le preguntaras sobre el secreto de su éxito, podría darte una especie de respuesta estándar, «ley de la atracción», porque no sabría realmente lo que aconteció.
Por otro lado, alguien que comenzó con sólo un cabello en el lado negativo tendrá el efecto opuesto. Él tendrá algunas creencias ligeramente negativas sobre sí mismo, y esto afecta su comportamiento, lo que le da diferente retroalimentación, lo que cambia su comportamiento aún más. Unos años más tarde, está quebrado, tal vez sin hogar, y preguntándose por qué nada «funciona» para él.
¿Cuál es la diferencia entre ambos, cuando están comenzando? Sorprendentemente, no mucha. Cuando vas por la vida sin saber cuáles son tus creencias y cómo cambiarlas para mejor, es difícil diferenciar si estás reaccionando a tu entorno, o si tu entorno está reaccionando ante ti. La buena noticia es que no importa por cuánto tiempo te hayas vivido con creencias inútiles, porque cambiar tu vida para mejor está sólo un pensamiento de distancia. Una vez que cambias tus creencias al lado positivo, las cosas pueden cambiar.
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Franklin Rodríguez Acosta 
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